Shivat Zion

Vivir en Israel – Una experiencia que quieres repetir

Tomar la decisión de ir a vivir a Israel,  es todo un desafío ya que se remueven una serie de sentimientos y expectativas. Para mi, esa decisión tomó largo tiempo. En 2018 gané una beca a través de MASHAV (Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo  de Israel) y quedé cautivada con la belleza de la brillantez de su  gente, los paisajes y su comida; fue entonces que me dije: -“un día volveré a Israel” …así fui detectando las oportunides que se abrían, hasta que llegó la de hacer voluntariado, con la ventaja que podía escoger la población de mi preferencia y la ciudad. 

En mi caso, residí en Jerusalem y trabajé en una organización en la que pude servir a niños pre- escolares con necesidades especiales. Israel la tierra prometida,  has sido un privilegio, un honor ser aceptada para trabajar con su gente, que es mi gente, es  un voto de confianza, una reafirmación en  mi propósito de vida que es; acompañar a las personas  a mejorar su calidad de vida, llevando conocimiento y hacerlo de manera práctica.

Como Psicóloga Clínica y Magister en Counseling & Salud Mental  quien experimentó el proceso de emigrar,  te dire lo que transité en mis emociones y sentimientos.  Te lo contaré de una manera fenomenológica, sin embargo todo ello se encuentra en la ciencia de la conducta humana,  por si deseas leer y profundizar aún más. Te comparto esto fue algo que viví:

Estrés y duelo migratorio: es el dolor que se siente de dejar tu familia especialmente a tus hijos, amigos, idioma, tus costumbres, tu tierra, tu status laboral, y  el hecho de tomar riesgos. El duelo tiene varias etapas entre las cuales se encuentran:

El shock: es la primera etapa, en la que piensas que estas viviendo un sueño. Te encuentras allí pero parece que no lo estas.  Esta primera etapa se debe a una respuesta natural del ser humano para sobrevivir al estrés del cambio. Es una especie de anestesia natural que tu cuerpo te provee para resistir y sobrevivir.

El enojo y la rabia: te enojas contigo mismo por haber decidido irte de tu país, también te enojas con el sistema del país al que llegas  y con las personas que te acogieron. A veces te encuentras  en desacuerdo con algunas reglas, y no es raro; que surjan algunas disputas con tus compañeros de vivienda o de trabajo. Todo es parte de este proceso, así que no te aflijas: “después de la tormenta llega la calma” dice el refrán.

La negociación:  es una etapa más racional como la palabra lo dice, razonas, piensas y analizas. Comienzas a poner en una balanza:-  y que si…. me hubiera quedado en mi país? – y que si… hubiera escogido otro país? – y que si… hubiera hecho esto mas jóven o más viejo?… En fin,  en esta etapa te cuestionas todo, para compensar el hecho que ya te encuentras  allá pero aún no te adaptas del todo, sin embargo, puedes ver  y disfrutar de las ventajas.

La adaptación: esta es la etapa en donde las tres anteriores etapas se reconcilian, aceptas, abrazas la experiencia, disfrutas de los momentos y hasta empiezas a no querer contar el tiempo que te queda por vivir en Israel,  porque ya integraste la experiencia a tu ser, a tu día día, se normaliza y hasta lo amas.

El duelo migratorio  también afecta a la identidad, es decir a la  persona quien eres ahora, porque después de haber vivido la experiencia  de estar en Israel; te aseguro,  ya no volvemos a ser los mismos. Existe un refrán que dice:”Hay un antes y un después de Israel”, y créeme que es así. Hacemos propias algunas costumbres y gustos,  por darte un ejemplo: la comida se va haciendo tu comida,  porque vas al pueblo antiguo y hueles y saboreas lo nuevo, pero al mismo tiempo se vuelve cotidiano,  el idioma  se hace parte nuestra porque lo empiezas a escuchar y  evocar: Toda- boker tov, laila tov, bebekesha, Mazel Tov, y otros más…  porque es una experiencia cultural y para quienes creemos en Dios, “HaShem” es una experiencia espiritual.  Es más, aunque estemos en nuestro país deseamos recordar cada vocablo y conservarlo.

Lo natural, es que intentemos ser y sentirnos  parte de la cultura a la que vamos por eso nos  vamos asemejando a este proceso que  se le llama “integración” y es parte de la “adaptación”,  lo cual es necesario beneficioso para nuestra experiencia social, laboral y mental. Entre mas lejos es la migración, la persona se ve confrontada a experimentar más cambios. Es algo así como si nos vieramos en un espejo, vas adoptando como nuestro todo lo que está a tu alcance.

Por su parte,  el estrés es un sentimiento de tensión física y emocional; es una respuesta del cuerpo ante un desafío o demanda. Es la respuesta natural a lo desconocido, lo cual es experimentado  ante cualquier nuevo escenario de la vida, desde dar una conferencia a un público nuevo, dar a luz un hijo, o subirse a un autobus, por lo que es la respuesta normal. Sin embargo, no nos equivoquemos puede ser algo  más serio. Te comparto la siguiente  definición: Trastorno de Estrés es la aparición de síntomas emocionales o del comportamiento que sobrevienen dentro de los tres meses posteriores a un factor estresante. (Cambio de país) en este caso. La reacción debe ser desproporcionada al estrés y debe producir deterioro significativo en el funcionamiento social y laboral. Esto quiere decir, que la persona ya no quiere asistir a su trabajo, deja de relacionarse con otros, evita salir y experimentar. Si la persona no es capaz de  comportarse de una manera “adaptativa”, significa que  requira ayuda.  A este tipo de estrés migratorio también se le llama Síndrome de Ulises, el cual está relacionado con los padecimientos que tuvo que pasar el héroe griego Ulises lejos de sus seres queridos.

Entonces, podemos decir que el síndrome de Ulises es la respuesta de estrés crónico y múltiple o de varias causas que se encuentre en un período de tres meses o más, ante situaciones de migración que no han podido ser digeridas por la persona que emigra. Este padecimiento no debe ser desvalorizado, no es necesariamente una patología o espectro de la salud mental. El Sidrome de Ulises es algo que nos puede suceder a cada uno cuando migramos de país y nos ocupa a todos los que estemos alrededor de un migrante el resoverlo y lo que se requiere de la comunidad  son pasos sencillos que todos podríamos proveer:  integración al medio social y laboral, acompañamiento; esto quiere decir que haya una persona referente quien nos de seguimiento de como nos vamos sintiendo y que vamos necesitando,  contensión cuando se sienta nostálgico por su familia y amigos; lo cual significa, una persona con quien conversar e incluso llorar,  inclusión a pasar fiestas y descansos como un Shabbat con una familia, que le muestren como funciona la ciudad al llegar, cuales son las paradas de bus, que hacer si se pierde,  hacer visitas a lugares importantes,  tomar un café,  momentos en los cuales los puedan hacer sentir bienvenidos y ser parte de esta maravillosa cultura. Estas pequeñas acciones solo requieren  “tiempo, empatía, escucha y estar al servicio del  otro”, pero también que la organización a la que vas sea orientado hacia el bienestar de las personas que emigran.  Estas acciones pueden ser y hacer  el efecto diferencial de la experiencia de adaptación de una persona en Israel.

Por mi parte, puede decirte que aunque tuve mis momentos de nostalgia, fueron mayores mis momentos de satisfacción y bienestar vividos en Israel. Mi recomendación sería: ser paciente contigo mismo, vive un día a la vez, no te aisles, contacta a tus familiares en tu país; mirarlos a través de la pantalla acortará el sentimiento de distancia,  acepta hacer excursiones con tus compañeros de trabajo y de vivienda, ábrete a nuevas experiencias, observa, aprende  y disfruta de lo nuevo, se felíz con todo lo  que ofrece Israel, es tanto que es propicio introyectarlo un sorbo por vez.

Ahora que he  tenido  el placer de escribir este articulo, mi deseo es que seas felíz en Israel, que aprendas  todo lo que puedas y que no claudiques. Una vez más resuena la misma frase en mi interior:-“Un día regresaré a Israel”.

Deseo este artículo te haya sido útil. Esta es la única intención al compartir. ¡Gracias por leer!

Elaborado por:
Claudia Cuyún
Psicóloga Clínica
Counselor & Mental Health
Colegiado #245
@claudiacuyun
Guatemala
#Yo amo Israel